El enfoque de Darío Le Bihan
Las épocas de calor, a menudo modifican nuestros hábitos alimenticios y no es distinto con la bebida. Llegando los días más cálidos, buscamos vinos más livianos y distendidos, con menos estructura y más frutados. Es entonces, cuando aparecen las opciones de los blancos y los rosados. Y es en éste último donde nos detendremos.
Los rosados han tenido un sostenido crecimiento en los últimos años. De 2005 a 2015, el consumo de vinos rosados pasó de 5 millones a 10 millones de litros, lo que implicó un crecimiento del 100% en una década.
A la hora de buscar respuestas del por qué se consume más vino rosado en la Argentina, encontramos dos hechos: la influencia de la información que recibe el consumidor por parte del profesional y la desmitificación del dicho de que los rosados casi siempre son dulces y de mala calidad.
Los vinos rosados se obtienen de variedades de uvas con hollejo tinto y pulpa blanca. La vendimia es estrujada de forma suave y el mosto se deja macerar en frío y en contacto con los hollejos por un corto período de tiempo (10-18 horas) con el fin de que adquieran su coloración característica. Una vez transcurrido este período, el mosto coloreado es separado de los hollejos mediante sangrado (sin ejercer presión alguna), continuando el resto de la vinificación como si de un vino blanco joven se tratase.
La Bodega Escorihuela es la más antigua de la ciudad de Mendoza. Fue fundada en 1884 en Godoy Cruz. Y cuenta con un Rosé de la línea Familia Gascón con dos varietales singulares: uno es el clásico Malbec y el otro es el singular Sangiovese.
En Italia, la sangiovese es la variedad de uva tinta más plantada. Su nombre deriva del latín Sanguis Jovis que significa la sangre de Júpiter, en honor al dios romano al que le rendían culto.
Los vinos jóvenes de sangiovese tienen aromas a fresas frescas y un sabor un poco picante. Aunque no son tan arómaticos, suelen tener sabores a cerezas rojas agrias, aromas terrosos y notas de hojas de té. Los vinos de sangiovese tienen un nivel medio-alto de taninos y una alta acidez.
Este el blend de Rosé logra un color rosa coral, con delicados aromas a frutos rojos, provenientes de las uvas Malbec y Sangiovese que lo componen. En boca es sensual, equilibrado, con taninos suaves y maduros y con una delicada acidez que le aporta frescura.
La alta acidez del sangiovese y su nivel de alcohol moderado lo hacen un buen acompañante de platos italianos con salsa de tomate, como la pizza y la pasta.
Otro buen maridaje está en asociar este tipo de vinos al famoso asado nacional. Un rosado seco va a las mil maravillas con una simple carne a la parrilla.
Así, cada vez más consumidores entienden la versatilidad de los rosados y se animan a probar los coloridos vinos que adornan nuestra mesa y paladar.