domingo, 7 de mayo de 2017

Robeda Malbec Reserva: un ejemplo de equilibrio y redondez

El enfoque de Darío Le Bihan


  La madre tierra es para los pueblos indígenas, algo sagrado. Ella les da la vida y es parte fundamental de su cosmovisión, por lo que la respetan y veneran. Han heredado de sus abuelos una convivencia armoniosa con la naturaleza, lejos de pretender someterla como si fueran sus dueños. La tierra es raíz y fuente de su cultura, a la cual tienen que acudir diariamente para regenerarse. Ella contiene su memoria, acoge a sus antepasados y requiere, por lo tanto, que la honren y le devuelvan con ternura y respeto los bienes que les brinda.

    Esta visión también fue la que recibió Andrea Bagliani por parte de sus abuelos en el Alto Valle del Rio Negro, donde se encuentra emplazada la Bodega Robeda y trabaja desde hace algunos años los viñedos de cara a la producción de vinos de alta calidad. General Roca es una ciudad pujante que posee su punto de partida en la brutal Campaña del Desierto en la que el Presidente Julio A. Roca toma por la fuerza las tierras pertenecientes a los aborígenes quienes llamaban a este lugar “Tisque Menuco”, cuya traducción es agua donde el que entra se hunde. Después la zona fue habitada por grupos de inmigrantes, alemanes y franceses que se establecieron en zonas aledañas al Fuerte. Rio Negro posee una economía muy dinámica donde se destacan los viñedos, cultivos de manzanas, peras y otros frutales y hortalizas. La vid es un cultivo importante para la región, donde hay más de 3000 hectáreas implantadas con viñas.


    Con éste marco y con viñedos de más de 40 años, en Robeda elaboran un Malbec Reserva con una crianza del 100% del vino en barricas de roble francés y americano durante 14 meses. Los suelos de procesos de erosión fluvial y eólica dieron origen a los sedimentos y limos que constituyen el manto sobre el que descansa el valle. Esto da una particularidad al terroir que se expresa en el color rojo oscuro con tonos violáceos de su Malbec Reserva. Entrega garbo y elegancia en nariz, se destacan los aromas a ciruelas negras y regaliz con su aroma dulce y fuerte a la vez. Es especiado y complejo, con suaves pinceladas de vainilla y chocolate debido a su prolongado paso por las barricas.

   Es en boca donde podemos entender el equilibrio y la redondez que un viñedo que se perfila a su adultez, puede entregar. Es concentrado, con taninos maduros y de gran estructura. ”Para nosotros estas botellas no sólo contienen un vino elaborado con mucho esfuerzo, trabajo y dedicación; sino que también hay en él parte de nuestras vidas, de nuestros recuerdos y ante todo, un gran sueño de jóvenes que tienen fe en nuestra tierra" dice Andrea. Robeda es una bodega de amantes de la tierra y valores ancestrales que forjaron el alma sus emprendedores y que gratamente podemos apreciar en sus productos.

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