El enfoque de Darío Le Bihan
Hace más de mil años se acuñó la palabra Icono cuando la Iglesia Católica se dividió. Un término griego derivó en el vocablo ruso ikona, que se transformó en el francés icône y, finalmente, se convirtió en ícono en nuestro idioma. En la Iglesia Ortodoxa, una de las resultantes de la división, no se admiten las imágenes tridimensionales para veneración, como las estatuas de santos, sino únicamente imágenes planas, o bidimensionales, tales como pinturas o mosaicos, tradicionalmente llamados iconos. La palabra Icono significa “símbolo” que mantiene una conexión con el objeto o idea que representa.
En la industria del vino las Bodegas denominan Icono al mejor vino que producen, al que tiene la máxima calidad de la marca que representa. Con un puntapié inicial en 1895, en Piamonte Italia, comienza la tradición vitivinícola de la familia Barberis que fructificó en sus descendientes y comenzó a plasmarse en la Argentina hacia 1965 cuando Don Humberto Barberis compra su primer viñedo y que empezaría a producir sus primeras uvas para ser comercializadas a otras bodegas. Luego de años de vender uvas y vinos a grandes bodegas que ven en Barberis un emprendimiento de calidad deciden volver a los orígenes para poder elaborar vinos de alta gama de una manera más personalizada.
Desde El Sauce, Guaymallén, Mendoza se comienza a forjar el vino Icono de la Bodega Barberis. Tomando el nombre de su Fundador, se lo llama Humberto Barberis. Es elaborado con uvas 100% Malbec en honor a la cepa que mejor entendió nuestro terruño y se adaptó para dar origen al emblema nacional. Bajo la conducción del enólogo Rolando Luis Lazzarotti, se comenzó a elaborar este Malbec con una buena cosecha en 1999. En aquel momento con una crianza de nueve meses en barricas de roble americano y francés de segundo y tercer uso, en un 30% del volumen. Hoy, la cosecha 2012 posee una crianza de 14 meses de roble francés, ganando en complejidad, estructura y aromas.
Intenso color violeta con ribetes elegantes de rojo rubí ofrece al caer sobre la copa. Al olfato entrega una amplia gama de aromas que se abren después de algunos minutos con predominio de frutas rojas maduras, en especial cerezas y ciruelas negras y algunas reminiscencias a tabaco ensamblado con vainilla y chocolate. En la boca su cuerpo es amplio y sus taninos intensos, que seguramente se irán suavizando con la guarda. Se destaca el sabor de las ciruelas y un dejo balsámico, con un final prolongado, equilibrado, elegante y complejo.Un ícono es una obra de arte que religioso del cristianismo oriental en el que se representan a sus referentes pero en el vino, el icono representa el trabajo con tesón de todo un equipo, los años de logros y avatares, la continuidad de una idea y una línea. Humberto Barberis, un ícono del malbec.
Por Darío Le Bihan